Tratando
de emular al destacado historiador Jacques Aprile en su extensa obra La Ciudad
Colombiana, expondré brevemente los orígenes y desarrollo del urbanismo local
en dos etapas respectivamente: siglo XIX y mediados del siglo XX, como también
desde 1969 hasta 2020 inclusive, apoyado en documentos civiles y eclesiásticos
que dan valía a esta compilación.
Iniciaré
por decir que los procesos de urbanización en Florida se remiten a las leyes
republicanas en la primera mitad del siglo XIX, donde habían quedado suprimidas
las normas reales o virreinales, que establecían las medidas de las plazas,
edificios de gobierno, viviendas y demás elementos de acuerdo a los puntos
cardinales; si bien el trazado del actual casco urbano conserva elementos
característicos de las denominadas villas o ciudades coloniales, presenta
novedades en cuanto a la época inmediatamente anterior se refiere, que
describiré a continuación:
Entre
los años 1832 y 1834, se ha transmitido por relatos de la tradición oral el
traslado de la población de Perodias al llano del Pedregal, aunque lo correcto
sería afirmar que, antes de estos años y anterior al año de 1826, cuando se
crea el curato de Santa Rosa no existía aun un trazado urbano como el que se
menciona en el Acta de terrenos, otorgada por la familia Bedoya en octubre de
1835:
En la villa de Palmira a los 22 días de
octubre de 1835, ante mí el escribano público del número y testigos que se
mencionaran a continuación presentes los ciudadanos Julián Bedoya por sí y su
hermano Santos Bedoya por medio de una carta que se agrega y su tenor es el
siguiente, Manuel, Josefa, Maria Andrea, Pedro Antonio y Antonio Bedoya.
Vecinos de este cantón de quienes doy fe conozco y dijeron: Que son dueños del
terreno en que se han hecho los asientos de la parroquia de La Florida…Su
consentimiento es que se le quite un cien por uno de tierra alterando la
demarcación que se hizo y contra la cual quiere conservar el actual cura de la
Florida pretendiendo dar 6 varas de ancho a la calle.
El
análisis de este documento, conduce a la afirmación de que antes de radicarse
el mimo ante notaria publica y escribano, ya se habían entregado los lotes para
el trazado de la Parroquia que como es tradición oral, surge alrededor del
parque principal(Plaza de la Paz) y en el cual hubo un litigio entre los
donantes de los terrenos y el cura de la época Juan Ignacio López por el ancho
de las calles; es de suponer que el primer edificio en construirse fue el de la
Iglesia antigua de San Antonio de Padua, que según los primeros libros
parroquiales seria erigido a partir del año de 1832 cuando se cambia el antiguo
patronato de Santa Rosa; aunque queda por constatar a falta de documentación
oficial, cuando se construye el palacio municipal que si bien recibe esta
denominación entre 1863 y 1864, cuando es creado por ley el distrito de
Florida, pese a ello debió haberse edificado una casa consistorial antes de
estos años, pues en los primeros documentos civiles del Archivo Central del
Cauca, se mencionan algunos jueces y alcaldes parroquiales que ejercían
autoridad en primer lugar en el territorio de Perodias y más tarde en El
Pedregal.
En
la plaza central, se realizaban las actividades comerciales los días de mercado,
como sucedió hasta la primera mitad del siglo XX y en los alrededores se
ubicaron las viviendas de las primeras familias pobladoras y los primeros establecimientos
del comercio local, aquí se perpetua el concepto colonial de quienes estaban
más cerca de esta plaza, gozaban de un mayor poder adquisitivo, no así para
aquellos ubicados en la periferia.
Finalizando
el siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, Florida era un pintoresco caserío
(como mencionan algunos relatos de viajeros) rodeado de haciendas más tarde
transformadas en trapiches e ingenios azucareros, ello se ve reflejado en la
población del municipio en esta época. Durante la década de 1910, la escuela
pública de varones se ubicaba en los alrededores de la plaza y se ejercía como
se ha dicho un nutrido comercio de víveres, carnes y vestuario, este último
liderado por la llegada de habitantes de la península árabe; poco a poco las
colonias venidas del norte del continente como la familia Barney y del lejano
oriente tecnificarían las incipientes actividades ganaderas y agrícolas de la
población.
El
concepto de urbanismo para aquellos años se enmarcaba en dos sectores claramente
diferenciados por el uso de suelo de manera comercial para el caso de “Puerto
Nuevo” cuyas edificaciones se ubicaban sobre la antigua calle quinta o calle
Real y “El Gallinazal” más tarde llamado “La Esperanza”, que era solo de uso
residencial y se ubicaba en la vía que conduce hacia las ciudades de Cali y
Palmira respectivamente. Al finalizar la primera mitad del siglo XX, la
localidad experimentaba un aumento considerable de población, ocupando el
último lugar dentro de la subregión de Palmira y cuyos habitantes moraban
principalmente en los corregimientos y veredas; lo cual cambiaria en las
décadas siguientes con los fenómenos del desplazamiento por la violencia
bipartidista y el auge de la industria azucarera principalmente.
Finalmente,
la década de 1960, implicaría diferentes cambios en la dinámica urbana como se
conocía hasta entonces con la construcción de nuevos barrios entre ellos El
Fajardo, liderado por el alcalde de la época Absalón Fajardo y surgirían
diferentes entidades para una ciudad en crecimiento con un mayor número de
habitantes, cuyo polo de desarrollo fue el traslado del mercado del parque
principal a su sitio actual, de lo cual hablaré en la segunda parte de este artículo.
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